Allí estaba con sus ojos cansados y tristes, mirando vaya a saber uno que. Le suplicaba a su alma que perdone a su mente por haber fallado en ese amor que ahora vive en el recuerdo. Allí estaba con sus sueños marchitos y pisoteados, imaginando la fantasía que habitaba su ilusión, le pedía a su alma que perdone a su vencido pensamiento. Allí estaba con su alma rota sin saber a donde ir, prisionero de sus palabras se encontraba sin salida a tanta frustración. Le suplicaba a sus corazón que no deje de latir por haber perdido la vitamina que alimentaba a sus días. Allí estaba con sus ilusiones gastadas, recordaba su mirada y se acordaba de la que alguna vez fue su voz, la que muchos algunos escucharon y reconocieron, la que hay se apagaba con los segundos de los minutos y con los minutos de las horas. Le suplicaba a su mente que borre de su memoria los recuerdos tristes y viejos porque ya no soportaba vivir sin amor...nadie lo escucho.
BRENDA SEIGUER
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