Se altera tanto mi corazón, es como si estuviera hablando. O mejor dicho gritando. No puede callar la pena ni espanta a la realidad con su llanto. Se estremece ante el mínimo cambio, el viento soplando ya es razón para aturdir la quietud de su desesperante soledad.
La música es el remedio de mi alma aunque por momentos parece ser la enfermedad de los recuerdos, porque brotan por mi piel y estremecen cada centímetro de mi memoria para luego dejar caer por mi mejilla lagrimas negras en la madrugada.
Mi persona ronda los días tristes, es que este año se han sumado nuevas fechas a mi calendario, días que optaría por olvidar, que preferiría desterrar de mi vida .
El sordo grito del silencio se estampa contra la pared de la ausencia. Ya nada queda de lo que era, todo lo que hay es lo que soy , lo que sueño y deduzco de lo que fui, un montón de nada y aquí mi corazón implorando salir al mundo para ser, simplemente ser.
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