Gotas esporádicas de amor brillan por la pena de una herida mal curada y se ahogan en un vaso de nostalgia.
Destellos intermitentes de desolación asechan mi locura y se mezclan con la incoherencia de los actos ajenos.
En medio de una balacera de palabras mal pronunciadas y de silencios escondidos en un instante, mi corazón se cansa y dice basta.
Armando el rompecabezas de un destino inimaginable, recordando momentos fugaces, armando castillos de naipes sobre arenas movedizas, intento existir como quiero y no como quieren los demás. Fragilidad invisible, recovecos ocultos para un entorno reciente, salgo por las calles buscando respuestas y choco con paredes que yo costruyo sin darme cuenta.
Un caparazón que tiene la intención de proteger a un alma rota, a un corazón despedazado.
Es la realidad pero la quiero ocultar y aunque la alegría toca a la puerta, hay cosas que ya no pueden ser compartidas y duelen en lo más profundo de mi ser.
BRENDA SEIGUER
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