
Por ejemplo ¿Cuántas veces decimos sin hablar y cuantas callamos hablando? ¿Cuántas veces escondemos detrás de las palabras los sentimientos mas profundos, las sensaciones, las percepciones, los prejuicios? ¿Cuántas veces callamos para no lastimar o hablamos de mas y terminamos abriendo heridas sin querer? ¿Cuantas preguntas fuera de lugar habremos pronunciado o habremos escuchado?
La palabra encierra una de las cosas mas preciadas del ser humano, la capacidad de entendernos, de expresarnos y de comunicarnos.
Incluso en silencio hablamos con nosotros mismos. Tenemos una voz interior que calla frente a los demás pero que habla y grita adentro nuestro.
Encadenada a la palabra vivo yo, escribiendo. Creando, soltando ideas, uniendo letras para formar oraciones que atrapen a quien las lee y le haga sentir lo que siento yo. No hay nada mejor que eso para mi. Es algo que llevo en la sangre que corre por mis venas, llega a mi mano y lo escribe, lo plasma en el papel.
Al escribir estas palabras se me eriza la piel, se me hace un nudo en la garganta, una lagrima comienza a formarse en mi ojo para decidirse a caer en cualquier instante. Se me acelera el corazón.
Y si, se podría decir que es amor. Estoy enamorada de la palabra. Y en un suspiro lo establezco al terminar de leer un libro, al construir un poema, al inventar un cuento, al describir un personaje, al redactar una historia que podría ser la tuya.